Cada niño nace como un genio
“¿Quién soy?” Nos preguntamos a menudo. Pero tal vez esa no sea la pregunta correcta. Quizás deberíamos preguntarnos: “¿Qué soy?”
Porque en cuanto haces esa pregunta, no buscas una identidad – buscas consciencia. Y ahí está precisamente la clave para las escuelas del futuro.

Cada niño es un genio – ¿Pero aún lo vemos?
“¿Quién soy?” Nos preguntamos a menudo. Pero tal vez esa no sea la pregunta correcta. Quizás deberíamos preguntarnos: “¿Qué soy?”
Porque en cuanto haces esa pregunta, no buscas una identidad – buscas consciencia. Y ahí está precisamente la clave para las escuelas del futuro.
En el sistema educativo actual, nos enfocamos con demasiada frecuencia en el conocimiento. La razón, el pensamiento, el “rendimiento” reciben toda la atención, mientras que la magia – la intuición, la imaginación y el sentimiento – se deja de lado como algo menos importante.
Pero, ¿quién se atreve hoy a decir: “Cada niño es un genio”? Y más aún: ¿quién se atreve a actuar en consecuencia?
Los niños están abiertos – completamente abiertos.
Los niños nacen con una consciencia plena. No a medias, no difusa, no ignorante – sino total. Sienten, saben, ven. Su glándula pineal – a menudo relacionada con la percepción intuitiva – todavía está completamente abierta. No viven solo en este mundo, sino en varias dimensiones al mismo tiempo.
Son creativos, sensibles, conectados. Y sí, son genios – cada uno a su manera única.
Pero luego… llega la adaptación.
Llega la escuela.
Llega el “deber ser.”
Y poco a poco, olvidan su grandeza.
Olvidan su superpoder.
¿Y si no fueran los niños quienes deben aprender, sino los adultos?
Si realmente queremos renovar el sistema escolar, debemos comenzar con los padres, los acompañantes, los docentes. Nosotros, los adultos, hemos sido moldeados por un sistema antiguo – lleno de casillas, exámenes y promedios. Pero los niños ya no encajan en eso. Han evolucionado. Ya son más.
La verdadera tarea recae en nosotros, los adultos: debemos actualizarnos. Aprender a sentir. Aprender a escuchar. Aprender a desacelerar y reconectar. Solo así podremos guiar a los niños en lugar de controlarlos. Solo así podremos realmente apoyar a la nueva generación.
Las nuevas escuelas no comienzan con edificios, sino con consciencia.
Mientras escribíamos nuestro libro sobre el Aprendizaje de Mente Mariposa – un método que activa tanto el pensamiento como el soñar – comprendimos: no debemos esperar la perfección. Debemos comenzar con una visión. Con la profunda convicción de que cada niño es más que notas, comportamiento o logros académicos. Cada niño es una expresión única de consciencia. Una fuente de potencial.
Pero para que ese poder florezca, necesitan adultos que también se atrevan a crecer. Que estén dispuestos a mirar más allá de lo que han aprendido. Que tengan el coraje de sanar a su niño interior y aprender a ver de nuevo.
De “¿Qué sabes?” a “¿Quién eres?”
En lugar de llenar a los niños de información, debemos sacar su sabiduría interior. No llenar, sino descubrir. Porque un genio no es alguien lleno de datos. Un genio es alguien que está conectado con su forma única de saber, sentir y crear.
Entonces la pregunta es: ¿nos atrevemos? ¿Nos atrevemos a ver a los niños por lo que realmente son?
Genios. Almas conscientes. Fuentes creativas de poder.
¿Y estamos dispuestos a convertirnos nuevamente en aprendices?
🎧 Mira el podcast “Cada niño nace como un genio” en colaboración con Univibes, Tim Douwsma, Drs. Roy Martina y Briony Vanden Bussche